
El tratamiento del suelo en otoño en el invernadero es la etapa más importante de la preparación para la próxima temporada.
Un cuidado competente del suelo no sólo puede preservar, sino también aumentar significativamente su fertilidad, creando las condiciones ideales para futuras plantaciones.
Limpieza profunda del suelo
La preparación del suelo comienza con la eliminación cuidadosa del sistema radicular de las plantas viejas, recuerda la experta de la publicación en línea «WannaW», la agrónoma y paisajista Annette Kovrignyh.
Los jardineros recomiendan desenterrar incluso las raíces más pequeñas, que pueden convertirse en una fuente de propagación de enfermedades. La capa superior de la tierra se vuelve a compactar cuidadosamente hasta una profundidad de 25-30 centímetros.
Desinfección del suelo
La desinfección del suelo se considera un procedimiento obligatorio. Para la desinfección se utilizan diferentes métodos: vertido de solución de manganeso en el suelo, tratamiento con preparados biológicos o vaporización.
Algunos horticultores utilizan el método de desinfección en seco, esparciendo ceniza de madera sobre la superficie del suelo.
Restauración de la estructura del suelo
Tras la desinfección, se mejora la estructura del suelo. Se añade arena, turba o humus al suelo, distribuyendo los componentes uniformemente por toda la superficie del invernadero.
Un punto importante es determinar la acidez del suelo y, si es necesario, encalar.
Abonado
La aplicación de abono en otoño desempeña un papel fundamental en la mejora de la fertilidad. El abono orgánico se incorpora al suelo al cavar.
El compost o humus se distribuye en una capa uniforme, y se añaden fertilizantes fosforados y potásicos. Los abonos nitrogenados no se introducen en otoño, dejando este procedimiento para la primavera.
Siembra de sideratos
Muchos jardineros experimentados practican la siembra de sideratos después de los cultivos principales. La mostaza, la phacelia o el centeno enriquecen el suelo con nitrógeno, mejoran su estructura y suprimen el crecimiento de malas hierbas.
En primavera, la masa verde se incorpora al suelo, obteniendo un excelente abono orgánico.
Acolchado de la superficie
La última etapa de la preparación del suelo es el acolchado. Como mantillo se utiliza compost, humus o turba.
Una capa de mantillo protege el suelo de las heladas, retiene la humedad y evita el crecimiento de malas hierbas.
Organización del drenaje
La correcta organización del sistema de drenaje evita el estancamiento de la humedad en el suelo.
En el perímetro del invernadero se colocan ranuras de drenaje, que se rellenan con piedra triturada o arcilla expandida. Si es necesario, se instalan tubos de drenaje adicionales.
Control de la humedad
Mantener un nivel óptimo de humedad del suelo en invierno requiere una atención especial.
Un exceso de humedad favorece el desarrollo de microorganismos patógenos. La ventilación regular del invernadero ayuda a mantener un microclima favorable para la microflora del suelo.